Diego, te soy sincera, tuve dudas sobre si te dedicaba algunas palabras. Mi decepción como venezolana que experimenta diariamente el látigo comunista prevalecía ante cualquier otro sentimiento amable que tu genio futbolístico me pudiese generar. Ya sabes, tu apoyo a crueles dictaduras izquierdistas era contundente y sin ningún atisbo de reconsideración lo cual te confería un aire de indolencia que dolía e irritaba.
Muchas personas te juzgaban por tus adicciones a drogas y al alcohol y por las consecuencias personales que te creaban; conflictos familiares y profesionales, amores y cariños seriamente heridos y perdidos. Algunos te negaron la posibilidad de ser considerado un modelo a seguir a causa de tus desmanes y “La Mano de Dios”.
Particularmente, esta faceta tuya me despertaba compasión. Empatía que me hacía celebrar internamente tus momentos de rehabilitación y lamentar tus recaídas. Sube y baja que lamentablemente te acompañó hasta el final.
Quise ser justa contigo y dediqué un tiempo hoy, el día de tu partida, a indagar más sobre ti. Mi objetivo: encontrar algo que me hiciese entender el amor que aún gran cantidad de personas sienten por ti en tu tierra Argentina y lejos de ella, porque no podía ser sólo tu talento futbolístico tenía que haber algo más.
Lo que recordaba eran entrevistas donde te mostrabas arrogante y desbordado, tanto que secundaba la descripción que algunos daban de ti: “El divo del fútbol”.
Conseguí esta encantadora auto entrevista que realizaste en un programa del cual no tenía idea de que había existido, fuiste el conductor y fue presentado en Argentina en el año 2005 en 13 emisiones bajo el nombre “La Noche del 10”.
En esta entrevista te muestras brillantemente carismático y hasta dulcemente simpático y entendí por qué llegaste a tantos corazones a pesar de tus rudos y dramáticos tropiezos y tus salidas de divo.
Es que tenías tus momentos de lucidez emocional. Este es el Diego Armando Maradona que quiero recordar. El Diego con inteligencia emocional. Esta es la imagen que quiero que me quede.
Dieguito, gracias por el buen fútbol que nos brindaste.
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