Considero que el género, la orientación sexual, el color de piel, la edad, preferencias razonables religiosas y políticas, y el estatus social, no deben ser usados expresa o soslayadamente para discriminar a las personas. Pero, ¿cómo hacerle entender a la izquierda "Progre" que en aras de la igualdad se está convirtiendo en la puerta de entrada de cosas peligrosas?
El lenguaje inclusivo me parecía inofensivo, gracioso cuando sus propulsores se equivocaban cada dos palabras en sus apariciones en redes sociales y en la tele. Pensé: ¡Jum! Esto no les durará mucho, es como si trataran de expresarse a través de agotadores trabalenguas.
Las feministas extremas con sus innecesarios desnudos, axilas peludas y versos ofensivos hacia el género masculino, desvirtúan la admirable lucha por los derechos de la mujer que por años han desarrollado las activistas serias de antaño y modernas, pues la igualdad de género debe basarse en logros intelectuales y no en trivialidades grotescas.
Sin embargo, existen cosas que para nada me parecen graciosas o inofensivas, son profundamente peligrosas: La hipócrita retórica comunista, con su sentido oportunista se cuela en las grietas de las comunidades, impone sus ideas con manipulación y terrorismo y luego comienza su imparable destrucción económica y social. Los ecologistas extremos y sus ataques terroristas: cómo abogar por la naturaleza destruyendo. Y la más diabólica de todas: El "orgullo pedófilo", que busca la aceptación y despenalización de la pedofilia.
Es escalofriante que exista gente que promueva esta vomitiva idea. El daño sicológico y emocional que sufren las víctimas de pedofilia les acompaña durante toda la vida, llevándoles a consumir drogas y alcohol, a sufrir disociaciones e incluso a considerar el suicidio para liberarse de su tormento. Tantas revueltas violentas ejercidas por la izquierda extrema apoyada por la izquierda "progre" alrededor del mundo demuestran que los Progre en vez de progresar, involucionan.
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