viernes, 9 de octubre de 2020

Mi posición

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Hola querido Oscar, gracias por comentar. He aquí mi respuesta.

Es cierto que en Venezuela el trauma es profundo y como todo trauma tiene dos vertientes: o te cierran la mente al punto de no entender que estas inmerso en un infierno, peor aún te hacen creer que te lo mereces; o te abren la mente de tal forma que desarrollas un sexto sentido que te lleva a vislumbrar el advenimiento de escenarios infernales parecidos al vivido, que te empujan a huir o a luchar en contra de ellos.

En nuestro caso, esta última es la que más se presenta tanto en nosotros aquí en el país como en ustedes allá en el exterior. Es un mecanismo de respuesta muy natural y lógico. Sin embargo, a pesar de tener una misma fuente de dolor esta respuesta difiere entre ustedes y nosotros.

Aquí se percibe como que el Comunismo funesto, que tanto dolor nos ha causado a venezolanos, cubanos, nicaragüenses entre otros, busca desesperadamente instalarse en Estados Unidos y el resto del mundo y la puerta de entrada es la visión relajada de la izquierda que se autodenomina Progre y que es representada en Estados Unidos por el partido Demócrata. Las revueltas comunistas orquestadas por Antifa, alcahueteadas por líderes reconocidos de izquierda, lo demuestran. Así empezó todo aquí en Venezuela, el famoso Caracazo que fue la catapulta que uso Chávez para posicionarse y realizar su magistral lavado de cerebro en los incautos que ingenuamente le creyeron.

Temes que Trump se vuelva un dictador basándote en su arrogancia y altanería, similares a las de Chávez. Yo las considero más bien su fuerza para contrarrestar la arremetida izquierdoza actual. De verdad, considero que nadie más que Trump hubiese podido con todo ese caos izquierdozo que busca implantarse a la fuerza en la mente de los ciudadanos, apostando como siempre al discurso humanista manipulador y utilizando sentidas muertes donde lo que menos les importa son los difuntos y sus familias. No considero que Trump se convierta en dictador, cosa que nunca dude en Chávez. A Chávez le capté lo maligno desde el momento uno.

Oscar, planteas que no se trata de derecha ni de izquierda pero lamento contradecirte en esto, considero que sí es una lucha encarnizada de poder entre ambas ideologías, en pugna desde hace muchísimo tiempo.

Mencionas la historia y justamente ella es la que me hace tomar un bando de manera radical. Y este bando es la derecha. Lo que diré quizás le mueva el piso a algunas personas y es que a pesar de yo ser un espíritu libre que detesta cualquier tipo de autoritarismo, si me ponen a elegir a la fuerza entre una dictadura de derecha o de izquierda; una y un millón de veces me decantaría por una dictadura de derecha. Al punto de que si entre tantos vaivenes socio políticos en Venezuela se llegase a instalar una dictadura de derecha no me asustaría, porque desde mis entrañas considero que nada puede ser peor que una dictadura de izquierda, a este grado le aborrezco, a este grado le desprecio. Ha sido mucha la humillación y el sufrimiento experimentado no sólo por mi pueblo sino por muchos otros.

En las dictaduras de derecha generalmente crece la infraestructura y la tecnología, y no se ven colas grotescas de ciudadanos macilentos rogando poder obtener algunos alimentos que le permitan seguir sobreviviendo.

En ambas dictaduras, derecha e izquierda, se dan asesinatos, secuestros, coerción a la libertad de expresión, imposiciones y torturas humillantes a los ciudadanos que asumen una identidad opositora, actos de corrupción y otros incontables desmanes. La diferencia a mi modo de ver está en que en una dictadura de izquierda la herramienta principal de control poblacional es el hambre. Y esto para mi es lo peor a lo que se puede someter a un pueblo. Es imperdonable.

La necesidad de tomar alimentos es la más básica del ser humano, es lo más sagrado, lo que jamás debería tocarse bajo ningún concepto. Y justamente allí es donde más hiere la izquierda extrema para dominar, con el agravante de la hipocresía populista de que luchan por los ciudadanos y su bienestar. Discurso humanista hipócrita que me asquea profundamente.

El atraso tecnológico y educativo, aspectos también buscados por las dictaduras de izquierda para aumentar su control sobre la población, menoscaban la autoestima de los individuos reduciéndoles a la nada, siempre bajo la arenga de que todo es por su bienestar y la paz. Se me antoja que constituyen la implantación progresiva y corrosiva de una esclavitud mental y física como si de un cáncer metastásico se tratara. Un pueblo sumido en la ignorancia y el hambre es fácilmente sugestionable y sometido.

Sólo queda esperar que suceda lo mejor para el pueblo norteamericano, cuyo destino esta aunque no lo creas unido al nuestro. Su bienestar será nuestro bienestar. De llegar los demócratas al poder quitarán las sanciones al régimen chavista como hicieron con el régimen castrista, y nuestra lucha libertaria se perderá en los confines del tiempo.

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